CENSO 2024: La Llave Maestra para un Chile Más Equitativo y Próspero

Autor: Juan P. Vargas Herrera / Fecha: 2024-04-23

Un fragmento bíblico indica que María y José viajaban desde Galilea a Belén para empadronarse, después de una orden dada por el emperador romano Cesar Augusto, de realizar un censo a todos los judíos de la época. María, quien estaba embarazada, empezó trabajo de parto y dado que no había hospedaje, tuvieron que quedarse en el pesebre donde según la biblia nació Jesús, el resto seguramente es conocido por muchos. Naturalmente se estará preguntando, ¿por qué estoy leyendo una columna sobre el nacimiento de Jesucristo? o ¿de qué va esta columna? y la respuesta es, el Censo.

En la época de Cesar Augusto el censo tenía la particular intención de contabilizar a los judíos que residían en una región específica del imperio romano, (aunque también se cuenta que buscaba al niño que había nacido y que sería el mesías), dicha intención de contabilizar y organizar a la población trae consigo un objetivo claro, tomar decisiones. 

Desde mi labor como profesor de matemáticas, siempre que enseño estadísticas, me gusta hablar del Censo. Actualmente como docente de algunas Universidades chilenas, disfruto mucho escuchando a mis estudiantes cuando me cuentan historias de sus vecinos o familiares sobre el Censo y sus razones para no censarse. Seguramente, más de alguno habrá escuchado en estos días, que no participará del proceso porque así empezaron otros países latinoamericanos, posterior a lo cual el gobierno podía conocer el número de habitaciones que podrían ocupar potenciales inmigrantes traídos por “fuerzas oscuras”. 

Si bien la idea de conocer el número de habitaciones en una casa es efectivamente uno de los intereses del Censo; existe un rumor de que personas extrañas ocuparán nuestras propiedades o nos quitarán parte de nuestro sueldo, debido al número de televisores en casa. Esta idea errónea que se tiene sobre el CENSO, en ocasiones está dada por la falta de información, o porque en su momento se vinculó esta información recolectada, con el Registro Social de Hogares (antes Ficha Social); relación que pudo desatar el pensamiento de que, si contabas con más electrodomésticos, significaba que tenías recursos y no necesitabas beneficios estatales. De allí que algunas personas actualmente mientan o nieguen cierta información.

Ahora bien, para que me puedan entender fácilmente, les explicaré lo mismo que a mis estudiantes. A mi me gusta entender el Censo como un gigantesco rompecabezas. Cuando ejecutamos este tipo de herramienta estadística, recopilamos datos sobre cuántos somos, dónde vivimos, qué edad tenemos, etc. Es como si fuéramos los Cesar Augusto de la historia, pero en lugar de buscar al mesías ¡estamos construyendo la historia de nuestro país! 

Entonces, ustedes se preguntarán, pero si ya hicieron un Censo, ¿para qué sirve hacer otro nuevamente? Y acá es fundamental recordar que el objetivo principal es tomar decisiones. Resulta que Chile ha cambiado mucho durante los últimos años; basta recordar que en menos de 10 años hemos sido testigos de la explosión de más de un volcán que obligó a modificar el mapa de muchas comunidades; sobrevivimos a temblores y terremotos que modificaron la estructura geográfica de muchas regiones; tuvimos un estallido social que reveló grandes diferencias sociales y políticas; superamos una pandemia mundial que nos cambió la perspectiva sobre la salud y la atención primaria; hubo un aumento del proceso migratorio que nos obliga a repensar las responsabilidades del país para con la gente y las políticas; entre otras cosas… de ahí, que los datos recolectados por los censistas, sean súper útiles y a fin de cuentas necesarios para avanzar. 

Los datos que nos brinda el Censo nos ayudan a entender cómo está compuesta nuestra población, qué necesidades tenemos y cómo podemos ayudarnos mejor. Por ejemplo, si descubrimos que en un barrio hay muchos niños y no hay suficientes escuelas, esto nos dirá que necesitamos organizar el presupuesto del país para construir más escuelas o salacunas. Si encontramos que la mayoría de los techos de las casas en una población determinada son de un material que se pueda deteriorar o destruir fácilmente, podremos organizarnos para brindar mejores aportes económicos y ayudas para la mejora de las viviendas. Insisto, ¡Es como armar un rompecabezas en el que al final, todos encajaremos mejor!

El Censo es sin lugar a duda, la mejor radiografía que podemos tener de nuestro país. Pero claro, hacerlo no es tan fácil como en la época de Cesar Augusto, donde posterior al anuncio del censo, la gente retornó a sus hogares (en Chile muchas personas no cooperan, y los censistas me podrán confirmar). Actualmente, requiere de mucha organización y trabajo en equipo. Siempre habrá desafíos y posibles problemas técnicos o cambios en las leyes. Pero cada vez que hacemos un Censo, aprendemos algo nuevo. Dicha labor, es una tarea que nos compete a todos los ciudadanos, pues nos permitirá obtener una radiografía veraz y lo más cercana a la realidad. 

Este Censo, mostrará quiénes somos actualmente, dónde estamos y hacia dónde vamos. Así que, la próxima vez que escuche sobre el censo, acuérdese del rompecabezas y la pieza fundamental que usted es y siga el ejemplo de las personas de la época de Cesar Augusto, (en lo posible) quédese en su casa cuando lo vayan a censar. Recuerde que muchos mitos se han dicho, pero pocas verdades se han demostrado, no tenga miedo y aporte a construir un mejor Chile.